Y si. Me colgué. Es decir, colgué las carteras en una muestra y ahí quedaron... suspendidas. Y no es por falta de imágenes. Mucha gente ofreció exponer(se) el día de la muestra.
Me preguntaba si había algún objeto que se repitiera en todas las carteras, pensé que las billeteras, los maquillajes, los pañuelitos descartables (estaba pensando pedirle a determinada marca que me esponsoree debido a la frecuencia con que aparece en mis fotos).
No hay nada que sea común a todas, excepto el continente, la cartera. Tampoco la actitud de las mujeres se repite ante la fotografía, hay quienes se ríen y les parece algo raro, otras que quedan encantadas de mostrar lo que poseen. Algunas se muestran reticentes porque les parece que sus carteras están desprolijas, o vacías, o tienen algún objeto que resulte comprometedor.
En todos los casos, aclaro, la propietaria es anónima y es probable que vean que borronee el nombre de la mujer cuando esta aparece en la foto a través de su teléfono (generalmente), o en papeles y documentos.
También cuánto abren su cartera es una particularidad. Algunas no tienen reparos en desplegar todo lo posible la abertura, otras apenas la abren. Muchas acomodan lo que tienen para que se vea, y ¡hasta piden varias fotos porque los objetos son tantos que se caen hacia adentro y no pueden verse en una sola toma!
Y el lugar donde la ubican para la foto. La mayoría, hasta ahora, la apoyan sobre una mesa, o estante, otras, sobre su regazo. Algunas se la dejan colgadas del hombro o el antebrazo y abren la manija. El efecto es que las carteras más grandes se abren desparramándose sin timidez, las más pequeñas no permiten tanta apertura.
Incluso hay carteras que sus dueñas dijeron que les encantaba participar, pero en las dos o tres tomas realizadas la cartera aparece por la mitad (no sea cosa de mostrar más de lo que quiero).
De los contenidos nos seguiremos ocupando, que hay mucho por ver y por decir. A propósito, Uds. ¿que quieren decir?